sábado, 12 de marzo de 2011

Torrente 4: Crisis Letal. Casposa, chusca, guarra.

Ayer vi Torrente 4. me encanta el personaje que ha inventado Santiago Segura, porque es una parodia del español medio, que, en pleno 2011, todavía existe, aunque parezca mentira. Machista, racista, homófobo, vicioso, putero... vaya, todo un ejemplo, pero que sirve de pretexto para reirnos de una españa que cada vez esta más extendida. 

La primera parte me encantó porque mostraba ese Madrid sucio y cani, de barrio bajo, que era a finales de los 90. Como que mostraba Alex de la Iglesia en su El Día de la Bestia, pero que fue cambiado por el cutre lujo de Marbella de la divertida Torrente 2, que se sostenía por la aparición de personajes famosillos de Crónicas Marcianas parodiandose a si mismos (inolvidable Cristina Tarrega de putón) además que era tremendamente chapucera y casposa. Torrente 3 fue un fiasco en toda regla, más que nada porque sus secuaces, Jose Mota y Carlos Latre, no estaban a la altura, y los famosos se paseaban por delante de la pantalla sin ton ni son.


Torrente 4 se presentaba como un intento de recuperación del espíritu de la primera parte, pero en este caso a Santiago Segura le ha salido un semi pufo que esta más cerca de la tercera entrega. Por momentos es brillante (la parte de la Cárcel es genial) pero el exceso de caspa y los cameos, más forzados que nunca, empañan el resto. Sorprende Kiko Rivera, que aunque no esta de Goya, resulta divertido, y rechinan los papeles de Belen Esteban y David Bisbal, que son lamentables. A Yon Gonzalez es para matarlo directamente. El viallano de la función en este caso, es el cantante Francisco, que demuestra que esto de la intepretación no es lo suyo (recordemos el genial Jose Luis Moreno de la segunda). Muchas caras famosas, pero si me tengo que quedar con un gag, es el protagonizado por la sin par Carmen de Mairena, que provoca la carcajada y la repulsión a partes iguales. La película, además, es más cerda que nunca. Por lo demás, muchas tetas, mucha carnaza, chistes verdes, chistes racistas y poco más que aportar a un personaje que no debió pasar de la segunda parte. Lo mejor, de nuevo, los créditos, al más puro estilo James Bond.

 
Vamos, mala a rabiar, pero funciona porque da lo que la gente espera multipicado por mil. ¿Que esperan tetas? A los 5 minutos tienes. ¿Esperas chistes? Para aburrir. ¿Cerdadas? Es la peli con más guarrerias por minuto. Vaya, que no engaña. Si alguién tras ver la película se siente defraudado, que hubiera ido a ver El Discurso del Rey. Honestidad. Y en eso, Santiago Segura, es el rey.

Lo mejor: Es inevitable reirse en muchas ocasiones. Brutalmente honesta.

Lo peor: Tanto famoseo jode el resultado, ya que sus apariciones están tan forzadas que joden la historia.

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