miércoles, 10 de octubre de 2012

Critica de RESIDENT EVIL: VENGANZA.


Resident Evil: Venganza es una puta mierda. 

Pero una puta mierda divertida. Menos mal. Vamos a ignorar el hecho de que la saga no se toma en serio a si misma, pero joder, tomar en serio al espectador. No solo hay pajeros que se tocan viendo a Mila haciendo de guay y poniendo posturitas. También hay fans de la saga que si, bien es cierto perdieron el interés, no son retrasados. 

El mal se hace Global, reza el eslogan. Entonces ¿Que mierda nos han contado en las 2 anteriores entregas? Es decir, en EXTINCION, el virus secó mares y océanos dios-sabe-como , pero el último reducto de la Humanidad se encuentra, en ULTRABURGER, en un barco en medio del Océano… mi no entender. 

¿Para que sirve esta entrega?. Para nada. Anderson toma el modo Mercenarios como ejemplo y muestra a los grandes éxitos de la saga pegándose de hostias. Sale Ada Wong, recién salida de la Comic Con o de una conferencia del Tokio Game Show. Por ahí asoma sus melenas un guaperas Leon S. Kennedy, personaje al que no llaman por su nombre hasta el final de la peli (se entiende que es Leon por que es CLAVADO al de la cuarta entrega videojueguil), Barry Burton, Jill Valentine o Albert Wesker. Todos dándose de hostias. DIsparando, diciendo tonterías, disparando otra vez y enfrentándose a enemigos cada vez más grandes. 


Lo que más jode es que encima esta entrega no sirve para NADA. No te cuentan nada que no sepas. Vale si, crearon clones para simular brotes viricos, excusa cutre para mostrar a Rain y One, los dos mejores personajes de la saga cinematográfica. 

Lo único que se salva es ese combate de gatas más largo que un dolor de muelas, entre Jill y Alice, buscando demostrar, como en la segunda, quién es más molona. Y encima, para colmo, ahora Albert Wesker (que sigue teniendo cara de mascar chapas) desea salvar la tierra.

En definitiva: No sale Chris. No sale Claire. ¡¡¡¡NO SALE BURGER!!!! Han cambiado la cara de la Reina Roja, que se muestra como la mala malísima de la saga. Y te dejan la puerta abierta para una, suponemos, última entrega. 

Jill Valentine, o las desventajas de no follarse al director

Pues vale. Lo bueno es que es entretenida, molona y todo eso, pero poco a poco, ese síntoma de placer culpable que sufrías tras ver las anteriores pelis, se cambia por un intenso olor a mierda que te llega al cerebro. 

Leon Kennedy, es el novio de la mítica Tamara de "2012"