jueves, 19 de agosto de 2010

Déjame Entrar

Desde que he abierto el blog he hablado sobre muchas películas y creo que más o menos la gente que lo lee (alguna habrá) se hace una idea de mis gustos en esto del cine. Terror, terror, algo de cine chusco y animación (de Disney Pixar, por favor). Una de las ultimas en incorporarse a mi listado de películas favoritas, y que exactamente la situaría como la cuarta en mi lista, es la sueca “Déjame Entrar”, del director (sueco) Tomas Alfredson. Si no la habéis visto no sigáis leyendo, puede que haya algún ligero Spolier.


Bueno, ligeros no. Te destripo la peli.

La primera vez que la vi me pareció muy entretenida, en cierto modo, original pese a que trata de vampiros y que su desarrollo es MUY SUECO, pero tenia algo especial que me hizo repetir un par de veces más… y vaya, me ha enamorado.

Puede que sea por la partitura de Johan Soderqvist, que alcanza cotas magistrales en temas como “Eli’s Theme” o “The Father”, y que mezclada con las imágenes consigue momentos de gran emotividad. También el tono de la película, que pese a que resulta en cierto modo cruel, opta por eliminar todo atisbo de la crueldad incluida en el libro para crear un bonito cuento de amor entre dos “niños”, el joven Oskar y la vampiro Eli. Y digo “niños” en plural, porque si algo que caracteriza el film “Déjame Entrar” es por la cantidad de lecturas que se pueden sacar en conclusión.



Dos ejemplos. La relación entre Eli y Hakan, el padre, que más que fraternal roza la pedofilia (que en el libro es explicita, en el film solo se intuye) y el echo de que Eli, en ocasiones muestra síntomas de ambigüedad bastante desconcertantes. Desde los simples “yo no soy una niña” que dice de vez en cuando (tal vez refiriéndose a su origen sobrenatural) a la escena del desnudo de Eli, dónde podemos ver que tiene los genitales mutilados. ¿Un niño convertido en vampiro que se ha cansado de serlo? ¿Producto de su relación con Hakan? Son enigmas que no obtienen respuesta en el film, pero que desde luego le dan un aura de misterio que necesita para crear debate después.


Todo esto, junto con un ritmo pausado, de vez en cuando interrumpido por secuencias bastante escalofriantes y un final genial, hacen de “Déjame Entrar” una de mis películas favoritas. Nos os la perdáis POR NADA DEL MUNDO.

Por cierto, ahora que viene SITGES, comentar que se estrenará uno de los remakes con mejor pinta de los últimos tiempos, “Let Me In”, obviamente, adaptando la misma novela y referenciado el film sueco del que os acabo de dar la brasa. Los motivos de alegría son muchos, pero ya os comentaré en otro momento los puntos a favor de esta película, pero solo uno de ellos, y para mi, el que me ha vendido la entrada: Chloe Moretz, o Hit Girl (“Kick Ass”) para los amigos…

"Hubo un tiempo en que los vampiros temian el sol... y no eran de purpurina""

Un abrazo grande

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