martes, 14 de diciembre de 2010

Más Ángel que Monstruo

El evento del año ya ha sacudido España, pero hablaré del concierto que dio en Madrid porque el de Barcelona, aunque fue igual, fue menos movido…


Primero, la organización. Penosa. En vez de poner vallas, el pelotón se apiñó contra la entrada, que solo contaba con dos (2) puertas de acceso para los miles de personas que éramos, teniendo que llamar a la policía cuando los que tenían una entrada falsa empezaron a amotinarse. Un show digno de vergüenza que para colmo ha manchado la buena imagen que dio en Barcelona con un bochornoso caso de entradas falsas, que provoco presencia policial y las quejas de todos los que íbamos.

Pasando al concierto, es encomiable que una tía que sólo tiene un disco y medio en el mercado tenga un show de estas características (también es cierto que lo pagamos, claro) y hay que perdonar las largas pausas que nos dejaban en ascuas con música electrónica e imágenes de la artista. La gira Monster Ball Tour lleva un año y medio por todo el mundo, y entre medias ha venido todo el boom de Fame Monster, con Bad Romance y Telephone como bandera. Obviamente, la Gaga ha tenido que improvisar un macro espectáculo, de cara a una futura gira que, suponemos estará más estudiada.


El comienzo del show, glorioso. Después de unos minutos de imágenes y sonido que volvieron loco al personal, la sombra de Gaga en plan… ¿Nosferatu? Aparece con Dancing in the Dark. A partir de ahí, el concierto pasa a tener hasta 4 cambios de escenografía, 12 cambios de vestuario, mostrando todo el repertorio de Fame Monster (a destacar el traje de Virgen de la Almatosa con reminiscencias a la novia de Drácula, con los que se pegó un guarrazo en el suelo que todos creían que formaba parte del show) y los mejores temas de su premiado The Fame, Boys Boys Boys, Fame o Love Game, que resultaron algo frios. La traca final fue con Alejandro, Poker Face, Paparazzi y por supuesto, tras una pausa subir la tensión, su himno Bad Romance. Y, ahora sí, el público enloqueció...


Entre medias, lo que diferencia a una cantante a un producto de marketing. Quedó claro que para vender es única, pero claro, la voz, la voz que tiene es impresionante, y lo demostró con creces. El momento tranquilo del concierto fue con ella vestida en lencería con la bandera de España por faldón. Esta vez no la abuchearon, como en Barcelona, en una bochornosa falta de respeto a una artista que no tiene que saber mierdas políticas. En un piano, esta vez que echaba fuego, emocionó y se libero a gusto con su Speechles, ese baladon Glam con el que recordó su primer concierto en Madrid.

El destino quería que ese día, hace dos años, ella hiciera dos conciertos para que todo el mundo que se quedo en la calle pudiera verla. El 13 de Diciembre de 2010, 300 personas chillaban con su entrada falsa en las puertas del Palacio.


Polémicas aparte, volvió a emocionar con su You and I, en el que desgarró con su vozarrón y su cercanía al publico. Una cosa que se ha criticado mucho de los conciertos de la Germanotta es que habla demasiado. Vale, son para rellenar hueco, pero por lo menos es cercana a la gente, y, en definitiva, es muy payasa. Tampoco es que recite a Góngora, y su mensaje de quierete a ti mismo parece sacado de el libro El Secreto, pero le sale bien la jugada (si sabes inglés, claro)...

Se dejó la piel, la voz, hizo la croqueta, toco con los tacones el piano, de cayó al suelo sudo, sangró (si, con su traje de Virgen de la Almatosa también se hizo sangre)… ya tendremos tiempo de compararla con Madonna, pero de momento se lo esta currando. Y mucho.

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