No hay más actores confirmados, pero no me digáis que Jessica Alba no quedaría bien como Melina, personaje que interpretó Rachel Ticotin y daba replica al Quaid de Chuache...
miércoles, 29 de diciembre de 2010
El Desafío Total de Len Wiseman tiene muchos ceros...
Nada menos que 200 millones de dólares del ala. Casi nada. Esperemos que la labor de dirección de Len Wiseman, que es un bombón, este a la altura de la de Paul Verhoeven (lo dudo) porque aunque su trayectoria no es mala (Ahí estan las estimables Underworld y La Jungla 4.0) me da que no tiene la carisma necesaria para llevar a buen puerto las aventuras de Quaid por el planeta rojo... Demos un voto de confianza, ya que según se oye, será Colin Farrell el que interpretará el papel que Chuacheneger bordó en el original.
No hay más actores confirmados, pero no me digáis que Jessica Alba no quedaría bien como Melina, personaje que interpretó Rachel Ticotin y daba replica al Quaid de Chuache...
No hay más actores confirmados, pero no me digáis que Jessica Alba no quedaría bien como Melina, personaje que interpretó Rachel Ticotin y daba replica al Quaid de Chuache...
domingo, 26 de diciembre de 2010
Critica de Cisne Negro. Inquietante, fascinante, morbosa... el triunfo de Natalie
Una prestigiosa compañía de Ballet de Nueva York representa para su nueva temporada una versión revisada del Lago de los Cisnes. Para el papel de la reina de los cisnes, que siempre ha sido para la veterana Beth (Winona Ryder) se piensa en la virginal Nina (Natalie Portman), que debe soportar la carga de interpretar al delicado Cisne Blanco y al sensual y agresivo Cisne Negro, papel que teme hacérsele grande y que sea sustituida por la nueva bailarina, Lily (Mila Kunis). la obsesión por encontrar el modo de interpretar al Cisne Negro comenzará a jugarle una mala pasada a la mente de Nina...
Bueno bueno bueno... llevaba meses escuchado hablar de esta película, después del pelotazo que dio en el festival de Venecia... y de su posterior ovación por la critica.Darren Aronofsky es carne de festivales, si bien es cierto que con The Fountain se pegó la castaña, con El luchador volvió a salir por la puerta grande en el festival más antiguo del mundo. Cisne Negro puede verse como una secuela de aquella peli protagonizada por Mickey Rourke, pero Aronofsky se guarda un as de la manga, que convierte lo que parece un drama sobre el duro mundo del ballet (me consta que llevado con gran maestría) en un thriller psicológico en toda regla, con grandes guiños (no se si involuntarios) a la genial Perfect Blue, del recientemente fallecido Satoshi Kon, y otros aspectos más directos con la inolvidable Repulsión de Polanski o incluso pinceladas del Cronenberg más descarnado. Hablamos del precio de la fama y de lo que hacemos por conseguirla, aunque todo lo que vemos a nuestro alrededor realmente no este ocurriendo... ¿o si? Porque tampoco parece muy claro... afortunadamente la película es directa (puede que la menos reflexiva de Aronofsky) pero puede dar pie a muchas conjeturas, sobre todo con ese glorioso clímax final, aderezado de la bellísima partitura de Clint Mansell, que adapta a los planos de la película la obra de arte de Tchaikovski...
Sobre los actores, pues todos y cada uno, magistrales. Natalie Portman grita Oscar en cada plano (pero no al estilo Reneé Zellgewer, claro) y los secundarios son tremendos, desde la sensual Lily, interpretada por la voz de Meg de Padre de Familia, Mila Kunis, al atractivo profesor de danza, Vicent Cassel. Winona Ryder se establece como una secundaria de lujo en un papel echo a su medida: Beth, la estrella condenada al ostracismo, y la madre de Nina, Barbara Hershey, al más puro estilo madrastra y un tanto siniestra en sus actos, pero no en el amor a su pequeña.
Con todo esto, queda más o menos demostrado que el público y la critica no pueden estar en desacuerdo cuando rara vez coinciden: Cisne Negro es una de las mejores películas del año, un tremendo thriller Psicológico con las estridencias justas para satisfacer al menos exigente y una calidad en todos sus apartados como para que el cinéfilo de pro disfrute como un enano.
Bueno bueno bueno... llevaba meses escuchado hablar de esta película, después del pelotazo que dio en el festival de Venecia... y de su posterior ovación por la critica.Darren Aronofsky es carne de festivales, si bien es cierto que con The Fountain se pegó la castaña, con El luchador volvió a salir por la puerta grande en el festival más antiguo del mundo. Cisne Negro puede verse como una secuela de aquella peli protagonizada por Mickey Rourke, pero Aronofsky se guarda un as de la manga, que convierte lo que parece un drama sobre el duro mundo del ballet (me consta que llevado con gran maestría) en un thriller psicológico en toda regla, con grandes guiños (no se si involuntarios) a la genial Perfect Blue, del recientemente fallecido Satoshi Kon, y otros aspectos más directos con la inolvidable Repulsión de Polanski o incluso pinceladas del Cronenberg más descarnado. Hablamos del precio de la fama y de lo que hacemos por conseguirla, aunque todo lo que vemos a nuestro alrededor realmente no este ocurriendo... ¿o si? Porque tampoco parece muy claro... afortunadamente la película es directa (puede que la menos reflexiva de Aronofsky) pero puede dar pie a muchas conjeturas, sobre todo con ese glorioso clímax final, aderezado de la bellísima partitura de Clint Mansell, que adapta a los planos de la película la obra de arte de Tchaikovski...
Sobre los actores, pues todos y cada uno, magistrales. Natalie Portman grita Oscar en cada plano (pero no al estilo Reneé Zellgewer, claro) y los secundarios son tremendos, desde la sensual Lily, interpretada por la voz de Meg de Padre de Familia, Mila Kunis, al atractivo profesor de danza, Vicent Cassel. Winona Ryder se establece como una secundaria de lujo en un papel echo a su medida: Beth, la estrella condenada al ostracismo, y la madre de Nina, Barbara Hershey, al más puro estilo madrastra y un tanto siniestra en sus actos, pero no en el amor a su pequeña.
Con todo esto, queda más o menos demostrado que el público y la critica no pueden estar en desacuerdo cuando rara vez coinciden: Cisne Negro es una de las mejores películas del año, un tremendo thriller Psicológico con las estridencias justas para satisfacer al menos exigente y una calidad en todos sus apartados como para que el cinéfilo de pro disfrute como un enano.
martes, 14 de diciembre de 2010
Más Ángel que Monstruo
El evento del año ya ha sacudido España, pero hablaré del concierto que dio en Madrid porque el de Barcelona, aunque fue igual, fue menos movido…
Primero, la organización. Penosa. En vez de poner vallas, el pelotón se apiñó contra la entrada, que solo contaba con dos (2) puertas de acceso para los miles de personas que éramos, teniendo que llamar a la policía cuando los que tenían una entrada falsa empezaron a amotinarse. Un show digno de vergüenza que para colmo ha manchado la buena imagen que dio en Barcelona con un bochornoso caso de entradas falsas, que provoco presencia policial y las quejas de todos los que íbamos.
Pasando al concierto, es encomiable que una tía que sólo tiene un disco y medio en el mercado tenga un show de estas características (también es cierto que lo pagamos, claro) y hay que perdonar las largas pausas que nos dejaban en ascuas con música electrónica e imágenes de la artista. La gira Monster Ball Tour lleva un año y medio por todo el mundo, y entre medias ha venido todo el boom de Fame Monster, con Bad Romance y Telephone como bandera. Obviamente, la Gaga ha tenido que improvisar un macro espectáculo, de cara a una futura gira que, suponemos estará más estudiada.
El comienzo del show, glorioso. Después de unos minutos de imágenes y sonido que volvieron loco al personal, la sombra de Gaga en plan… ¿Nosferatu? Aparece con Dancing in the Dark. A partir de ahí, el concierto pasa a tener hasta 4 cambios de escenografía, 12 cambios de vestuario, mostrando todo el repertorio de Fame Monster (a destacar el traje de Virgen de la Almatosa con reminiscencias a la novia de Drácula, con los que se pegó un guarrazo en el suelo que todos creían que formaba parte del show) y los mejores temas de su premiado The Fame, Boys Boys Boys, Fame o Love Game, que resultaron algo frios. La traca final fue con Alejandro, Poker Face, Paparazzi y por supuesto, tras una pausa subir la tensión, su himno Bad Romance. Y, ahora sí, el público enloqueció...
Entre medias, lo que diferencia a una cantante a un producto de marketing. Quedó claro que para vender es única, pero claro, la voz, la voz que tiene es impresionante, y lo demostró con creces. El momento tranquilo del concierto fue con ella vestida en lencería con la bandera de España por faldón. Esta vez no la abuchearon, como en Barcelona, en una bochornosa falta de respeto a una artista que no tiene que saber mierdas políticas. En un piano, esta vez que echaba fuego, emocionó y se libero a gusto con su Speechles, ese baladon Glam con el que recordó su primer concierto en Madrid.
El destino quería que ese día, hace dos años, ella hiciera dos conciertos para que todo el mundo que se quedo en la calle pudiera verla. El 13 de Diciembre de 2010, 300 personas chillaban con su entrada falsa en las puertas del Palacio.
Polémicas aparte, volvió a emocionar con su You and I, en el que desgarró con su vozarrón y su cercanía al publico. Una cosa que se ha criticado mucho de los conciertos de la Germanotta es que habla demasiado. Vale, son para rellenar hueco, pero por lo menos es cercana a la gente, y, en definitiva, es muy payasa. Tampoco es que recite a Góngora, y su mensaje de quierete a ti mismo parece sacado de el libro El Secreto, pero le sale bien la jugada (si sabes inglés, claro)...
Se dejó la piel, la voz, hizo la croqueta, toco con los tacones el piano, de cayó al suelo sudo, sangró (si, con su traje de Virgen de la Almatosa también se hizo sangre)… ya tendremos tiempo de compararla con Madonna, pero de momento se lo esta currando. Y mucho.
Primero, la organización. Penosa. En vez de poner vallas, el pelotón se apiñó contra la entrada, que solo contaba con dos (2) puertas de acceso para los miles de personas que éramos, teniendo que llamar a la policía cuando los que tenían una entrada falsa empezaron a amotinarse. Un show digno de vergüenza que para colmo ha manchado la buena imagen que dio en Barcelona con un bochornoso caso de entradas falsas, que provoco presencia policial y las quejas de todos los que íbamos.
Pasando al concierto, es encomiable que una tía que sólo tiene un disco y medio en el mercado tenga un show de estas características (también es cierto que lo pagamos, claro) y hay que perdonar las largas pausas que nos dejaban en ascuas con música electrónica e imágenes de la artista. La gira Monster Ball Tour lleva un año y medio por todo el mundo, y entre medias ha venido todo el boom de Fame Monster, con Bad Romance y Telephone como bandera. Obviamente, la Gaga ha tenido que improvisar un macro espectáculo, de cara a una futura gira que, suponemos estará más estudiada.
El comienzo del show, glorioso. Después de unos minutos de imágenes y sonido que volvieron loco al personal, la sombra de Gaga en plan… ¿Nosferatu? Aparece con Dancing in the Dark. A partir de ahí, el concierto pasa a tener hasta 4 cambios de escenografía, 12 cambios de vestuario, mostrando todo el repertorio de Fame Monster (a destacar el traje de Virgen de la Almatosa con reminiscencias a la novia de Drácula, con los que se pegó un guarrazo en el suelo que todos creían que formaba parte del show) y los mejores temas de su premiado The Fame, Boys Boys Boys, Fame o Love Game, que resultaron algo frios. La traca final fue con Alejandro, Poker Face, Paparazzi y por supuesto, tras una pausa subir la tensión, su himno Bad Romance. Y, ahora sí, el público enloqueció...
Entre medias, lo que diferencia a una cantante a un producto de marketing. Quedó claro que para vender es única, pero claro, la voz, la voz que tiene es impresionante, y lo demostró con creces. El momento tranquilo del concierto fue con ella vestida en lencería con la bandera de España por faldón. Esta vez no la abuchearon, como en Barcelona, en una bochornosa falta de respeto a una artista que no tiene que saber mierdas políticas. En un piano, esta vez que echaba fuego, emocionó y se libero a gusto con su Speechles, ese baladon Glam con el que recordó su primer concierto en Madrid.
El destino quería que ese día, hace dos años, ella hiciera dos conciertos para que todo el mundo que se quedo en la calle pudiera verla. El 13 de Diciembre de 2010, 300 personas chillaban con su entrada falsa en las puertas del Palacio.
Polémicas aparte, volvió a emocionar con su You and I, en el que desgarró con su vozarrón y su cercanía al publico. Una cosa que se ha criticado mucho de los conciertos de la Germanotta es que habla demasiado. Vale, son para rellenar hueco, pero por lo menos es cercana a la gente, y, en definitiva, es muy payasa. Tampoco es que recite a Góngora, y su mensaje de quierete a ti mismo parece sacado de el libro El Secreto, pero le sale bien la jugada (si sabes inglés, claro)...
Se dejó la piel, la voz, hizo la croqueta, toco con los tacones el piano, de cayó al suelo sudo, sangró (si, con su traje de Virgen de la Almatosa también se hizo sangre)… ya tendremos tiempo de compararla con Madonna, pero de momento se lo esta currando. Y mucho.
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